sábado, 26 de septiembre de 2015

La sierra y el radio

Ya
El grupo después de los incidentes mecánicos
sé que ha pasado más de 3 meses de esta aventura-desventura, pero ¿cómo puede uno olvidar semejante desastre en la sierra de Gredos, con las consecuencias que ha tenido para mi el resto del verano del 2015...?

Salimos el 20 de junio, a mediodía, Juan me recogió alegremente y nos acercamos a Plasencia, donde estaba Diego con una bolsa llena de cerezas, comiéndolas y ofreciendo a todo el que se le cruzase por el camino.

Ya éramos 3 y nos faltaba Roberto, que venía de Madrid, pero que iba a paso de huevo, ya que cada hora tenía que parar a echar agua. Así que cuando llegamos a Navalperal de Tormes (Ávila) yo me quedé y Juan y Diego fueron a por Roberto, allí Juan demostró ciertas dotes de mecánico y le arregló el manguito donde tenía la fuga del agua. 

Mientras tanto yo me puse a hablar con un pastor de la zona sobre lobos, aventureros muertos en la montaña y pajarillos del lugar. Finalmente llegaron estos 3 pajarracos y nos pudimos ir a hacer la ruta diseñada por Diego.

Salimos por lo tanto con retraso y la cabaña que teníamos señalada para hacer noche estaba a mas de 3 horas, el sol acabó poniéndose y al hacerse la noche perdimos el rumbo, nos calmamos y pudimos reorientarnos, por una vez nos valió y a los 10 minutos ya estábamos en la cabaña a 1800msnm.


¡El chozo!

La primera noche suele ser un pequeño suplicio, no hay colchón, la gente ronca, otros hablan y... Así que me levanté muy temprano, serían las 6 de la mañana, me lavé en un arroyito cercano y saqué los gemelos para intentar descubrir ciertas especies de aves. Una hora después, mis compañeros estaban en pie y después del desayuno y de buscar agua para beber (ya que en la zona alta no habría recursos hídricos) nos pusimos a hacer el resto de la ruta, para llegar al pico Cabeza Nevada de 2429 msnm, el desnivel era importante, había tramos con piornos muy molestos, pero sobre todo, había una parte en la que la tierra y le piedra estaba suelta y resbalaba muchísimo, por lo que para la vuelta descartamos esta opción.


Cinco lagunas
Hicimos un alto en el camino, para recuperar energías y también para observar los bonitos roqueros rojos entre otras especies de aves. Evidentemente a las cabras montesas también las veíamos, hay muchísimas, por lo tanto no es relevante. Ya solo quedaba el último tramo, no muy difícil, pero siempre con cuidado, por fin veíamos las Cinco lagunas completas desde el pico Cabeza Nevada, también desde ese lugar se apreciaba el otro circo, el de Laguna Grande, y recordábamos rutas de otros años que habíamos hecho a sitios de este Macizo Central. Allí nos hicimos un estarivé para refugiarnos del sol con los bastones y las capas de agua, pero el viento nos la tiraba, así que recogimos los artefactos e iniciamos el descenso.

Los mochileros expertos en estarivés
No íbamos muy distanciados los unos de los otros, recuerdo que una pareja de águilas reales nos llamó la atención, y después proseguimos la bajada por el canchal, yo era el último, y en unas décimas de segundo, estaba postrado en el suelo con un dolor tremendo en la muñeca izquierda, después descubrimos que estaba rota, Juan y Diego pensaban que se me había dislocado. Eran las 3 de la tarde, el calor era tremendo y no había más remedio que seguir el descenso, me hicieron un cabestrillo de la única manera posible, y me apoyé en Diego para bajar entre las piedras. Fue durísimo, agotador, sobre todo psicológicamente ya que quieres llegar cuanto antes, pero otro movimiento en falso podía ser devastador. Pasaron 6 largas horas hasta que llegamos al vehículo, allí nos despedimos de Roberto, nosotros iríamos a Plasencia, tardamos 2 horas más de viaje hasta el hospital y un par de horas más en atenderme, un total de 12 horitas desde que me caí hasta que me escayolaron, y a Almendralejo llegué sobre las 4.30 de la madrugada, y si pude dormir fue por la paliza que tenía metida en el cuerpo, por que la escayola estaba apretadísima y me hizo un corte en la mano, donde de vez en cuando me daba una punzada tremenda.
Ya veis que este año la aventura fue completita, ni baños en aguas congeladas, ni historias raras, solo una desgracia que nos chafó el viaje. Termino con un vídeo de Diego hablando sobre los valores de esta Sierra.

2 comentarios:

  1. Amigo Paco: cuanto lamento lo que te pasó en esos parajes tan extraordinarios y bellos, yo conozco ese sitio, lo visité con mi mujer y mis hijos y es verdaderamente precioso, espero que ya te encuentres bien.Recibe un abrazo de tu amigo, Gregorio.-

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    Respuestas
    1. Gracias Gregorio, ya estoy mejor, (en realidad ya puedo escribir con las dos manos en el ordenador), pero todavía no bien del todo, sigo haciendo cola para lo de la rehabilitación... Saludos,

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Como no me copies te pego

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